A medida que se intensificaba su carga de trabajo en los estudios Disney, Walt encontró en las miniaturas un hobby relajante que le permitía liberar parte de la tensión que suponía dirigir un gran estudio de cine.
Las primeras miniaturas creadas por Walt fueron pequeños objetos y accesorios para los vagones de su ferrocarril particular, el Carolwood Pacific, que como
comentamos en este artículo fue construido por un equipo de Imagineers dirigido por Roger Broggie para el jardín de su casa.
Walt Disney dedicaba muchas horas cada noche, mientras su familia dormía, fabricando pequeñas réplicas de muebles y adornos para el ferrocarril en el cobertizo roja del jardín que utilizaba como taller (como sabemos, más tarde los ferrocarriles jugarían un importante papel en los parques de Disney). Sus esbeltos y alargados dedos le permitían manipular con soltura objetos pequeños con gran destreza, y realmente esta afición le producía gran tranquilidad.
A Walt le fascinaban los objetos pequeños, quedaba maravillado con las miniaturas artesanales y acostumbraba a traerse multitud de estos pequeños artefactos de sus viajes por Europa. Una vez, estando en Paris con su familia, su mujer Lilly regresó al hotel para encontrarse a Walt tumbado en el suelo de la habitación rodeado de pequeños animales mecanizados que había comprado.
Walt Disney se mostró especialmente entusiasmado por un pájaro mecánico enjaulado que movía su cola y su pico, repitiendo una pegadiza canción una y otra vez. Se llevó el pájaro de regreso a los Estados Unidos y le pidió a Wathel Rogers, uno de sus Imagineers, que lo desmontara para descubrir exactamente cómo funcionaba. Rogers realizó una “autopsia” al pájaro mecánico y descubrió un complejo mecanismo de relojes y palancas que generaban el movimiento del animal.
Un día, Walt le comentó a Ken Anderson, otro célebre Imagineer, que estaba cansado de que todo el mundo a su alrededor dibujara y pintara, y que tenía pensado hacer algo por sí mismo. Así, Walt comenzó a construir una serie de miniaturas basadas en escenas del Oeste y su idea original era crear una exhibición itinerante para mostrar las maquetas en distintas ciudades. La primera de las escenas en miniatura, que Walt llamó “La Cabaña de la Abuela Kincaid” (Granny Kincaid’s Cabin), tenía todo tipo de detalles creados por el propio Walt…
Para crear la chimenea, Walt utilizó pequeñas piedras que recogió en su casa de Palm Springs mientras que para construir la mecedora de la abuelita tomó prestada una olla a presión de la cocina para poder doblar y manipular la madera sin romperla. No había personas en estas escenas de miniatura; los espectadores podían escuchar la voz de la abuelita describiendo la escena, para lo que Walt utilizó la voz de la actriz Beulah Bondi.
Este proyecto personal de Walt, conocido originalmente como “The Disneylandia Project”, nunca progresó más allá de la primera escena porque la atención de Walt pronto pasó de las miniaturas a proyectos de mucha mayor envergadura…
Si había logrado crear tanto realismo a pequeña escala, ¿por qué no hacerlo a lo grande en un entorno tridimensional donde las personas pudieran formar parte de la aventura y no simplemente contemplarla desde fuera?
Se cree que estas miniaturas sentaron las bases de lo que más tarde se convirtió en Disneyland, el primer parque temático de Disney en Anaheim, California.
Resulta increíble como un aparente juego de niños terminó evolucionando hacia lo que hoy es Disneyland.
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1 comentario
Fantástico artículo… estoy seguro que Walt inspiró Disneyland a partir de sus proyectos con miniaturas, es muy claro!!!