Imagineers de Leyenda: Marc Davis, el hombre que contaba historias

Con estas palabras, Marc Davis resumió en 1978 la estrecha vinculación que le unió a Disney durante más de 43 años. Davis, uno de los legendarios «Nine Old Men» de Walt Disney (los pioneros en la producción de largometrajes animados de la compañía sobre quienes Walt delegó cada vez más responsabilidad en el departamento de animación a principios de la década de los 50), es uno de los dibujantes más prestigiosos de la historia del cine de animación y uno de los Imagineers más legendarios.

Marc Davis fue directamente responsable de traer a la vida a personajes ya legendarios como Bambi, Cenicienta, Alicia, Campanilla, Maleficent y Cruela de Vil entre otros. A pesar de que no se incorporó formalmente al equipo de Imagineering (por aquél entonces WED Enterprises) hasta 6 años después de la inauguración de Disneyland, Marc Davis dejó una huella imborrable en más de media docena de las atracciones más populares de los parques Disney incluyendo It’s a Small World, Haunted Mansion y Piratas del Caribe.

Davis nació en la ciudad de Bakersfield, California, pero debido al trabajo de su padre constantemente estaban cambiando de ciudad. El pequeño Marc estudió en más de 20 colegios diferentes a lo largo y ancho de los Estados Unidos, y este continuo ajetreo tuvo una gran influencia en los personajes que más tarde iba a desarrollar. Cuenta el propio Davis que al estar continuamente cambiando de colegio, tuvo que afinar mucho su sentido de la observación y comenzó desde muy pequeño a fijarse en todo tipo de detalles de las personas que le rodeaban. Cuando no conseguía hacer amigos, Davis se dedicaba a dibujar; su pasión desde niño.

Más tarde, Davis estudió en el Kansas City Art Institute, el California School of Fine Arts y finalmente en el Otis Institute of Los Angeles, hasta que en 1935 comenzó a trabajar como aprendiz en el departamento de animación de Walt Disney. Al poco tiempo de estar en Disney, Marc quedó cautivado por el proyecto de Bambi; le parecía fascinante cómo el cine de animación podía dotar a simples animales de una personalidad tan desbordante; «no eran animales, pero tampoco eran humanos» explicó sobre estos personajes el propio Davis años después, «eran algo entre medias, ni lo uno ni lo otro, sino algo totalmente único en sí mismo». Esta visión sería determinanete años más tarde cuando Davis tuvo la responsabilidad de insuflar vida y personalidad en las figuras audio-animatronic de las atracciones más populares como Piratas del Caribe o Haunted Mansion.

Davis estuvo 3 años diseñando personajes y storyboards para Bambi, y la calidad de su trabajo llamó tanto la atención de Walt que más tarde comenzó a involucrarle en el diseño de «Mine Train Through Nature’s Wonderland», una de las primeras atracciones de Disneyland que en 1977 se convertiría en Big Thunder Mountain. Davis se percató de que las figuras de esta atracción eran demasiado estáticas, parecían adornos más que una parte íntegra del espectáculo, y realizó varias modificaciones para que tuvieran un rol más destacado en la atracción. Walt, una vez más, quedó cautivado por su trabajo y le impresionó especialmente la capacidad de Davis para dotar de vida a unas figuras mecanizadas que de otra forma pasaban prácticamente inadvertidas.

En WED Enterprises, más tarde Walt Disney Imagineering, Marc Davis encontró un reto y una nueva vía para aplicar su energía creativa. Cuando Walt le comentó que estaba pensando crear una ambiciosa figura audio-animatronic de Abraham Lincoln, Davis se puso en marcha y creó los diseños que permitieron convertir una mera figura robótica en algo más; una figura con personalidad y un grado de realismo nunca antes visto. Davis también logró convertir los bocetos creados por Mary Blair para It’s a Small World en divertidas figuras vivientes, radiantes de colorido, humor y personalidad. Pero posiblemente los trabajos más admirados de Marc Davis fueron Piratas del Caribe y Haunted Mansion; dos atracciones revolucionarias que Davis logró impregnar de su característico realismo y sentido del humor a pesar de tratar temas bastante tétricos y oscuros.

La filosofía de Davis era que no bastaba con colocar figuras en una atracción, por muy reales que éstas fueran, sino que además había que darles un papel y permitir que tuvieran personalidad propia. Y si uno se fija, el mayor atractivo de Piratas del Caribe hoy en día no es tanto el realismo de sus personajes, sino su personalidad; el pirata borracho que tiende su pierna sobre el puente, el corsario bonachón que persigue a las mujeres del pueblo, los piratas en la prisión que intentan convencer al perro para que les traiga la llave… No son solo figuras, cada una de ellas cuenta una historia y es precisamente esto lo que nos hace sentirnos parte del espectáculo…

America Sings, una atracción con 114 figuras audio-animatronic creadas por Davis para Disneyland (la atracción cerró sus puertas en 1988 pero muchos de estos personajes pueden verse hoy en Splash Mountain) fue el trabajo preferido de Davis y del que dijo sentirse más orgulloso.

Davis permaneció en Walt Disney Imagineering hasta 1978, cuando se retiró, aunque siguió colaborando con Disney como consultor externo en proyectos como el pabellón de World of Motion en Epcot y la construcción de varias atracciones de Tokio Disneyland a pesar de su avanzada edad y toda una vida dedicada al mundo de la animación.

Davis murió en enero de 2000, a los 86 años de edad, y entre sus numerosos premios y reconocimientos destaca una ventana en Main Street USA de Disneyland por su inmensa contribución al legado creativo de la compañía (además de una lápida dedicada al «Abuelo Marc» en el jardín de Haunted Mansion).