Entrada para el Concurso de Relatos de Disney
Enviado por Laura Violeta Tovar Huerta
México
Ese día, había pasado la mañana jugando en el cuarto con mi hermana mayor y con los personajes Disney que habíamos coleccionado, a mi hermana le encantaba ser Bella y a mí me gustaba Ariel, recuerdo tanto aquella mañana, un día sin escuela y sin más preocupaciones que jugar a ser princesas.
A las 3 de la tarde, llegó papá del trabajo, se sentó al lado de la cama y nos observó jugar, – ¿A qué juegan? – A las princesas, respondió mi hermana. De pronto nos preguntó algo que jamás habríamos imaginado.- Y ¿Les gustaría ir a Disney a conocer a las princesas? Mi hermana dijo que sí, mientras compartía con mi papá una taza de té. Mi papá me sentó en su regazo, hizo una larga pausa y preguntó: ¿Y a ti, Viole? ¿Quieres ir a Disney a festejar tu cumpleaños? No comprendía lo que me trataba de decir, entre la impresión de la alegría y no saber si era en verdad. Entonces nos dio las mochilas de la escuela y nos dijo: Apúrense a guardar su ropa, porque es hora de irnos. Mi hermana y yo nos abrazamos de la emoción y comenzamos a saltar, nos pusimos a brincar en las camas y gritar, aventamos la ropa al cielo antes de comenzar a empacar.
Mamá estaba nerviosa pues pensó que era un impulso de papá, pero él ya tenía todo planeado, boletos en mano y un destino mágico que estaba esperando por nosotros. Viajamos 3 días y dos noches en autobús para llegar al lugar donde los sueños se hacen realidad, hasta que al fin sucedió: un 16 de agosto de 1992, me encontraba ahí, frente al castillo, celebrando mi séptimo cumpleaños.
Recuerdo la sonrisa que todos nos brindaban, mis orejas de Minnie Mouse, los abrazos de Happy Birthday y mi pastel con forma de Mickey. Mi hermana y yo subimos a Space Mountain, ya que la edad mínima era 7 y justo ese día los cumplía, una emoción extrema para dos niñas que sólo se subían a la rueda de la fortuna. Mi mamá lloró de la angustia, pero mi hermana, mi papá y yo bajamos felices y pidiendo subirnos otra vez.
Ese día, fue el mejor cumpleaños de mi vida. Lo que más disfruté fue el desfile de la noche, el nudo que sentía en la garganta que no me dejaba respirar y los brazos de mi papá que me cargaron y abrazaron. Sentía que no existía una niña más feliz en el planeta tierra, era una princesa de verdad, la princesita de papá.
Pasó el tiempo y a mis 22 años nuevamente me llevaron a Disney, esta vez era regalo de mi mamá. Ahora sí viajamos en avión y pudimos disfrutar del All Stars Resort. Pero al visitar el castillo no pude evitar soltarme a llorar, fue como si mis 22 años se hubieran convertido en 7 de nuevo, ahí estaba otra vez, con mi hermana, a punto de convertirnos en princesas.
Este año, pedí nuevamente de regalo ser una princesa Disney, pero ahora viajé en camioneta con mi tía, mi hermana y mi mamá, esta vez decidimos quedarnos dos semanas, para recorrer cada uno de los parques. Me encantó subirme al Everest, Aerosmith, y como ya es tradición a Space Mountain. El 16 de Agosto, empezó nuevamente la diversión, ya que los empleados del hotel me cantaron las mañanitas con armónica, me otorgaron mi pin de cumpleaños y durante todo el día en el parque, recibí nuevamente abrazos y felicitaciones. Vivir en Disney es la aventura más especial que he vivido.
Ahora estoy planeando mi próxima aventura, porque estoy segura de repetir el sueño que mi papá me cumplió cada vez que tenga la oportunidad.
Disney es mi sueño de cada día, cada foto, cada recuerdo me hace añorarlo y recordar que dentro de mí hay una princesa deseando volver a su castillo.
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