Con esta mítica frase pronunciada por un viejo buscador de oro, comienza una de las aventuras más trepidantes de Magic Kingdom y sin duda una atracción que no debemos perdernos bajo ningún concepto.
Personalmente, probablemente es una de mis montañas favoritas de Disney en la cordillera formada por Splash Mountain, Big Thunder Mountain, Space Mountain y Expedition Everest.
La ambientación de esta atracción de Disney es perfecta, y tanto visualmente como acústicamente nos transportará a la época del Far West.
La historia sobre la que se basa esta atracción varía ligeramente entre los diferentes parques de Disney, pero todas siguen básicamente la misma premisa: cuenta la leyenda que a finales del siglo XIX se descubrió oro en Big Thunder Mountain: una cordillera montañosa en el profundo suroeste americano. De la noche a la mañana, el tranquilo pueblecito se convirtió en una bulliciosa ciudad minera y se construyó una extensa línea de ferrocarril para transportar todo el oro obtenido de las minas. Lo que no sabían los avariciosos buscadores de oro es que la montaña estaba situada en un lugar sagrado para los indios nativos norteamericanos.
Los espíritus indios – que no querían seguir siendo molestados por los buscadores de oro – provocaron una gran inundación en la montaña y el pueblo quedó desierto. Sin embargo, los trenes del ferrocarril Big Thunder Mountain Railroad siguieron funcionando solos, quizás guiados por los espíritus indios, haciendo salvajes recorridos por la montaña…
La montaña en cuesitón está basada en Monument Valley, una cordillera montañosa de Arizona inmortalizada en los viejos Westerns, y los edificios que la rodean simulan a la perfección las oficinas de la vieja compañía minera que fueron abandonadas precipitadamente.