Hace más de 50 años, Walt Disney transformó radicalmente la industria del entretenimiento al aire libre introduciendo por primera vez el concepto de parque temático familiar.
A pesar de que la idea de Disneyland brotó de la imaginación de una sola persona, Walt iba a necesitar la ayuda de un equipo multidisciplinar que no sólo compartiera su visión conceptual, sino que fuera capaz de llevarla a cabo.
Como se ha puesto de manifiesto una y otra vez en el mundo de la tecnología (Bill Gates en Microsoft, Steve Jobs en Apple, Mark Zuckerberg en Facebook…) el verdadero genio no es el que se limita a tener una idea, por muy original que sea, sino aquél que además es capaz de liderar a un equipo para trasladar esa idea del papel al mundo real.
“Realmente nuestro enfoque no tiene ningún secreto. Continuamente nos movemos hacia adelante – abrimos nuevas puertas y hacemos cosas nuevas – porque somos de naturaleza curiosa. Y la curiosidad nos lleva por nuevos caminos. Siempre estamos explorando y experimentando. Lo llamamos Imagineering: la combinación de imaginación creativa y capacidad de innovación técnica…”
Pocas veces una frase tan aparentemente sencilla captura la esencia y el espíritu de toda una organización empresarial. Sin embargo, con estas palabras, Walt Disney resumió perfectamente lo que era Imagineering: un novedoso concepto basado en aplicar los últimos avances tecnológicos al mundo del entretenimiento. De alguna forma el concepto de Imagineering también supuso una revolución en el mundo de los recursos humanos corporativos, ya que por primera vez se optó por contratar a personal extremadamente cualificado para que trabajaran en proyectos totalmente distintos a lo que habían hecho antes. En otras palabras, desde sus inicios Imagineering dependió de personas extraordinarias capaces de “pensar fuera de la caja” y encontrar soluciones creativas a problemas a los que nunca nadie se había enfrentado. ¿Cómo crear un castillo gigante en medio de California? ¿Cómo construir una ciudad que pareciera estar continuamente en llamas y siendo saqueada por piratas? ¿Cómo construir una mansión encantada con fantasmas que parecieran reales? Estos fueron sólo algunos de los retos que tuvieron que afrontar los primeros Imagineers…
En su fantástico libro “Walt Disney Imagineering – A Behind the Dreams Look at Making the Magic Real”, el autor Kevin Rafferty se preguntaba cuántos Imagineers harían falta para cambiar una bombilla…
Y el propio Rafferty concluyó que la respuesta más probable de un Imagineer probablemente sería “¿Y por qué tiene que ser una bombilla?”
Esta filosofía tan sumamente creativa, cimentada en cuestionar hasta las reglas de juego más convencionales, resume perfectamente cómo los Imagineers han abordado multitud de retos durante el último medio siglo desde que Walt Disney creó este curioso departamento en 1952 para ayudarle a trasladar Disneyland desde su imaginación al mundo real.
En su primera iteración, Walt Disney Imagineering se llamó “Walt Disney Incorporated”, una nueva empresa creada en 1952 por Walt Disney para gestionar sus activos personales y de propiedad intelectual, así como para desarrollar lo que más tarde sería Disneyland – el primer parque Disney. Sin embargo, su hermano y socio Roy Disney sugirió que para evitar conflictos de interés entre esta nueva empresa y el estudio de animación, le cambiara el nombre. Más tarde ese mismo año, se constituyó WED Enterprises (WED eran las iniciales de Walter Elias Dsiney). Su misión: contar espectaculares historias en 3 dimensiones.
Para materializar su sueño, construir un parque mágico donde pequeños y grandes pudieran divertirse juntos, Walt necesitaba un equipo multidisciplinar compuesto por profesionales altamente cualificados en sus respectivos sectores capaces de contar historias de una forma que nunca antes se habían contado. Utilizando un talento innato para atraer y motivar a personas con personalidades y cualidades muy diferentes, Walt comenzó a formar un equipo compuesto por profesionales procedentes de estudios de cine y televisión, artistas y escultores, especialistas en efectos especiales, guionistas y arquitectos entre otros.
Nada de esto hubiera sido posible si el amigo y vecino de Walt Disney, el arquitecto afincado en Los Ángeles Welton Becket, hubiera aceptado el reto de construir Disneyland. Cuando Walt compartió con su amigo la tarea que tenía en mente, Becket le indicó que necesitaría mucho más que arquitectos e ingenieros para construir el parque; “Necesitarás reunir y formar a tu propio equipo; sólo así entenderán verdaderamente tu idea y podrán compartir tu visión.” Disneyland no podría ser construido solo por arquitectos ni por ingenieros; necesitaría la aportación de distintos profesionales, todos ellos liderados por la visión y la perseverancia de Walt Disney.
Walt le tomó un cariño muy especial a este nuevo departamento creativo, y pasó muchas horas inspeccionando las maquetas que iban creando, intercambiando ideas aparentemente imposibles de ejecutar, y sugiriendo nuevos proyectos que algún día verían la luz en los parques de Disney de todo el mundo. Por aquella época había muchísima presión para seguir produciendo películas de animación a un ritmo frenético, ya que al fin y al cabo de estos estrenos cinematográficos procedían los ingresos de la compañía, y Walt encontró una válvula de escape con este pequeño equipo de artistas. Su trabajo no se limitaba a producir una nueva película de animación, sino en trasladar estas películas de animación al mundo real; un reto que nadie había abordado antes.
Según las propias palabras de Walt, WED era su pequeño laboratorio de ideas; un hobby que le proporcionaba relajación, más que un trabajo en sí mismo, donde disfrutaba trabajando con un equipo reducido de personas con muchísimo talento y donde el único límite a lo que podían hacer era su propia imaginación sin necesidad de estar ceñidos a las realidades de un estudio de producción cinematográfica.
Desde el año 1987 WED Enterprises comenzó a ser conocida como Walt Disney Imagineering (WDI), y más tarde simplemente como Imagineering. En la actualidad Walt Disney Imagineering está compuesto por profesionales de más de 140 disciplinas distintas, desde jardineros (landscape artists) y arquitectos hasta expertos en informática y efectos especiales, y su trabajo fascina a millones de personas cada año.
Este grupo de hombres y mujeres tan especial ha sido directamente responsable de la creación de los parques de Disney en todo el mundo (primero Disneyland en California, los 4 parques de Walt Disney World en Orlando, Disneyland Paris, Tokio Disneyland y Tokio Disney Seas, Disney’s California Adventure y Hong Kong Disneyland) más de 20 hoteles, restaurantes, parques de agua, tiendas, cruceros, la isla privada de Disney en el Caribe “Castaway Cay”, complejos deportivos como el Wide World of Sports de Orlando y decenas de proyectos creativos más…
La posibilidad de trabajar en Walt Disney Imagineering ha sido y seguirá siendo una aspiración y un sueño recurrente entre los Disney Adictos. ¿Y por qué no?
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