El primer contacto de Disney con la célebre fábula de Lewis Carroll tuvo lugar en los años 20 con la serie «Alice in Cartoonland», que combinaba imágenes reales con un mundo animado de fantasía. Debido al éxito de esta serie, durante los años 30 el estudio se planteó rodar un largometraje basado en Alicia que combinara personajes reales y animación, e incluso en 1945 Disney anunció que la actriz Ginger Rogers sería la protagonista.
Finalmente, en 1946, se decidió que Alicia en el País de las Maravillas sería un largometraje animado, sin actores reales, basado en las clásicas ilustraciones de Sir John Tenniel. Consciente de la complicada tarea de adaptar el extraño cuento de Lewis Carroll al cine de animación, Walt Disney advirtió que cuando se trabaja sobre material clásico ya existente uno se expone inevitablemente a críticas porque es difícil que todos los espectadores queden satisfechos con la adaptación.
Al poco tiempo de comenzar la producción, los responsables de Disney se dieron cuenta de que no iba a ser suficiente con animar las ilustraciones de Tenniel. Era poco práctico, y el estudio dudaba de que le gustara a los fans de Disney que ya se habían acostumbrado a un tipo de animación mucho más dinámica. Así que los animadores de Disney decidieron adaptar los personajes de Alicia a las ilustraciones originales de Tenniel lo suficiente como para que fuera reconocibles, pero introduciendo el estilo de animación que había popularizado Disney en las últimas décadas.
La producción de Alicia en el País de las Maravillas duró 5 años y costó aproximadamente 3 millones de dólares; una pequeña fortuna para la época.
Buena parte de la crítica coincide en que Alicia en el País de las Maravillas no es equiparable a los anteriores clásicos de Disney. Más que una historia completa, muchos expertos coinciden en que más bien parece una colección de escenas o sketches sin un claro hilo conductor.
La película carece de cohesión y, a pesar de que hay muchas escenas y personajes memorables (como la que reproducimos a continuación del «Feliz No-Cumpleaños», esta película de Disney carece de la ternura y del corazón de obras clásicas que hemos resumido aquí como Bambi, Pinocho, Dumbo o Cenicienta. Posiblemente buena parte de la culpa de esto lo tenga el hecho de que Alicia en el País de las Maravillas tuvo no menos de 5 directores, cada uno de ellos intentando hacer que su segmento destacara por encima de los demás.
Dos décadas después del estreno original de esta película de Disney, y posiblemente impulsada por el éxito que tuvo en Norteamérica “El Submarino Amarillo” de George Dunning estrenado en 1968, la versión Disney de Alicia en el País de las Maravillas se puso de moda y comenzó a generar más interés que durante su estreno inicial.
La estética de Alicia en el País de las Maravillas encajaba perfectamente con la era “hippie” de los años sesenta, y la dirección artística de Mary Blair (artífice intelectual de las figuras de la atracción “It’s a Small World”) atrajo a una generación que redescubrió otras obras de Disney como Fantasía y Los Tres caballeros. Ésta relación con el mundo “hippie” y la polémica “cultura psicodélica” de los años sesenta no le gustó a Disney, que llegó incluso a retirar copias de la cinta de muchas universidades, pero cuando en 1974 la compañía finalmente volvió a reestrenar el filme en cines, la campaña de promoción estuvo claramente basada en motivos psicodélicos. Éste reestreno gozó de suficiente éxito como para garantizar un nuevo estreno más adelante.
No obstante la película nunca fue un taquillazo ni un éxito en la línea de otros clásicos animados Disney, por eso, con la llegada del mercado del vídeo a principios de los 80, Disney eligió ésta cinta como uno de sus primeros títulos disponibles en Betamax. Alicia en el País de las Maravillas fue lanzada en vídeo en 1981 y 1986 -fue masterizada en 1985 para el lanzamiento-. También fue editada en vídeo para el 40 aniversario dentro de la colección de los clásicos, y nuevamente en 1994 y 1999. Fue lanzada en DVD en la Región 4 en 1999 y en la Región 2 en el año 2000, y en una cuidada y restaurada edición de coleccionistas de dos discos en 2004.
La adaptación de Alicia en el País de las Maravillas realizada por Disney nunca será recordada como su película más popular, pero esto no debe ser visto como un fracaso. Y es que en la era de la animación digital, siempre será vista como un gran clásico de la animación tradicional que poder admirar.
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